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El turismo sexual no es sólo cosa de hombres. Cada año, miles de mujeres de todo el mundo viajan hasta la paradisíaca isla de Bali, en Indonesia, en busca de románticas puestas de sol en playas de arena dorada y templos hinduistas entre terrazas de arroz, pero también de sus donjuanes de ojos rasgados. Estos no son otros que los jóvenes «surferos» locales que abarrotan la playa de Kuta, la más concurrida de Denpasar, la capital de la isla.

Con sus largas melenas al viento, sus tatuajes sobre la piel morena y luciendo músculos y abdominales, resultan inconfundibles en los chiringuitos donde alquilan tablas de “surf” o venden bebidas a los turistas, que en realidad no son más que una sombrilla bajo un cocotero con un par de sillas de plástico.

Desde allí, y con la simpatía propia de un «asian lover», abordan a toda fémina que se les cruce. « ¡Guapa, ven aquí! ¿Te gusto?», llaman en inglés lanzando besos al aire o tocando canciones de amor con sus guitarras. Un método poco sofisticado, pero efectivo a tenor de la abundancia de parejas mixtas que se ven por Bali. Casi siempre, el patrón suele ser el mismo: un guaperas cachas y una rubia de buen ver montando un ciclomotor al que han anclado una tabla de «surf».

Junto a estas jovencitas, mujeres más maduras de Europa, América, Australia y Japón también acuden a Bali buscando amor. Muchas de ellas, que han superado la barrera de los 40 o los 50 entre deprimentes divorcios e hijos emancipados que «pasan» de ellas, recurren a todo tipo de regalos para mantener a sus jóvenes amantes: motos, ropa de marca, tablas de «surf», cenas en restaurantes de lujo y hasta el alquiler de un apartamento.

«Algunas incluso se llevan a los chicos a su país para casarse con ellos», nos explica Ompong, un pintoresco «gigoló» con el pelo oxigenado, mientras compartimos unas botellas de cerveza Bintang en su puesto de la playa. Como su propio nombre indica en bahasa, el principal idioma de Indonesia, le falta un diente que se rompió “surfeando”, pero insiste en que no es ningún inconveniente para besar a mujeres venidas de todos los rincones del planeta.

Vía: ABC
Imagen: Diario La República

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