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Con la intención de prevenir las secuelas que los desastres naturales han dejado en el año 2004 en Indonesia, luego de que un espectacular tsunami destrozara gran parte de la población de Indonesia, académicos del Centro de Investigación Científica y Educación Superior en Ensenada (CICESE), Baja California han impulsado desde tal año la integración de un Sistema Nacional de Alerta de Tsunamis, cuya constitución se formalizó este año tras la firma de un convenio con la Secretaría de Gobernación

Plata Rosas, adscrito al Departamento de Oceanografía y Meteorología Física de la U de G recuerda que en 2004, cuando ocurrió la tragedia tras el devastador tsunami en el Océano Índico, no había en esa zona un sistema de alerta “y esa fue una de las causas de que hubiese tantas pérdidas humanas”.

En el país, desde los años 90 los científicos del CICESE Modesto Ortiz y Salvador Farreras, impulsan el establecimiento de una red de alerta de tsunamis que permita interconectar redes de instrumentación que ya operan en el país. La meta es contar con 15 estaciones de observación (a la fecha funcionan 6 en playas del Pacífico).

También han desarrollado modelos y herramientas matemáticas para determinar cuánto tarda en llegar a la costa uno de estos fenómenos, así como la extensión y altura que alcanzarían las inundaciones.

Los investigadores pretenden hacer más ágil y razonada la toma de decisiones para minimizar riesgos a la población por parte de las autoridades, ya que trabajan en coordinación con el Sistema Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación y con la de Marina, que será responsable de la red de alerta.

Apoyado en el análisis de datos obtenidos mediante estaciones de monitoreo del nivel del mar, imágenes satelitales y modelos matemáticos, Ortiz determinó que el tsunami que arrasó Japón en marzo pasado tardaría unas 8 horas en llegar a costas nacionales y que sus olas no rebasarían los 2 metros; es decir, no había gran peligro para los litorales de México.

Pero los escenarios pueden ser de mayor riesgo para el país, pues mientras los tsunamis lejanos (originados a más de mil kilómetros, como el de marzo en Japón) tardan medio día en llegar, los regionales demoran pocas horas y los locales sólo unos minutos.

Esta última clasificación correspondería a los maremotos que se produjesen frente a los litorales occidentales mexicanos, en la zona de convergencia de las placas tectónicas de Cocos y del Pacífico, según apuntan Farreras y Ortiz en un estudio titulado Los tsunamis, cómo nos afectan en México: sus características y métodos de investigación, detección y prevención.

Para minimizar estos peligros y con ello la vulnerabilidad de las poblaciones e infraestructura portuaria en el Pacífico, el CICESE planea (además del desarrollo de más modelos computacionales) transferir la tecnología para instalar y operar en tiempo real la red de observatorios de tsunamis, que funcionará las 24 horas todos los días, y compartir la información obtenida.

Ese centro académico también elaborará material didáctico sobre cómo prevenir daños por dichos eventos (destinado para medios de divulgación y libros de texto escolares) y participará en el Comité Científico Asesor del Sistema Nacional de Protección Civil sobre Fenómenos Perturbadores de Carácter Geológico.

Vía: El Universal
Imagen: Apologista

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