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La llegada de la Navidad en Indonesia sirvió para muchas cosas, pero ninguna tan importante como para que las minorías cristianas locales volvieran a quejarse ante el Gobierno por el cierre sistemático de sus iglesias y sitios de culto, como parte de la persecución de pensamiento y religión que vienen denunciando en las últimas décadas, y que esta vez de alguna forma se llevaron la mayoría de los festejos y actividades de Navidad.

Bona Sigalinging, portavoz de una de las iglesias cerradas en los últimos años, y líder de las protestas al respecto, ha señalado que “queremos aprovechar la Navidad para recordarle a nuestro presidente una vez más que no ha resuelto los temas de intolerancia religiosa en este país”, siendo además que la ONU en varias oportunidades le ha pedido a las autoridades que hagan algo al respecto para solucionar los inconvenientes.

El caso es que aunque en ninguna de las congregaciones de cristianos había más de 200 personas -son minoría absoluta en Indonesia- muchos de ellos intentaron hacer valer sus protestas al respecto, luego de que las autoridades informaran oficialmente que “esas iglesias carecían de permiso de construcción”, situación que paradójicamente no se ha dado con ninguno de los grupos extremistas musulmanes del país.

Estos mismos musulmanes, que son mayoría absoluta dentro del territorio de Indonesia, son los que en muchas ocasiones han perseguido a las minorías cristianas, y también de otras religiones, por lo que los festejos de la Navidad, tan comunes en otras partes del mundo, aquí suelen realizarse a puertas cerradas en las casas de los creyentes, con demostraciones mucho menos importantes.

Vía: Terra
Imagen: El almanaque

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