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Las plantaciones de palma aceitera han pegado un nuevo zarpazo de 1.600 hectáreas al bosque de Tripa, refugio de unos 700 orangutanes de los 6.600 que sobreviven en la isla indonesia de Sumatra.

Tripa pertenece al ecosistema de Leuser, una gran extensión de selva en la que hay 8.500 tipos de plantas, árboles de hasta 70 metros de altura y unas 350 especies raras de pájaros, 194 de reptiles y 129 de mamíferos. En esta recóndita selva del noroeste del archipiélago indonesio los orangutanes comparten espacio con elefantes, rinocerontes y los tigres de Sumatra.

Una masa forestal densa, húmeda e impenetrable que está cercada por los cultivos de palma aceitera, un árbol procedente de África que consume grandes cantidades de agua, que no permite que ninguna otra planta crezca alrededor y al que los animales salvajes no se acercan.

Los ecologistas aseguran que las explotaciones de aceite de palma se han convertido en las últimas décadas en el peor enemigo de los orangutanes, unos simios en peligro crítico de extinción y de por sí extremadamente vulnerables debido a su lenta reproducción y la necesidad de un hábitat amplio.

El parque nacional de Leuser, con una superficie de unos 8.000 kilómetros cuadrados (casi el tamaño de Puerto Rico) está protegido por una férrea legislación, pero no así el ecosistema Leuser al que pertenece, que cubre 2,6 millones de hectáreas y muchas de cuyas áreas dependen de la voluntad política que impere.

Según la coordinadora de la Unesco, «una de las principales razones para la disminución de las poblaciones de animales de vida salvaje es la desaparición de su hábitat».

Y, precisamente, la mayoría de las especies en peligro «tiene su hábitat primario en los bosques tropicales de tierras bajas, por debajo de los 900 metros, que son las zonas más propicias para las expansiones agrícolas, especialmente, los cultivos extensivos de palma aceitera», añadió Acha.

Vía: La Información
Imagen: Publimetro

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